El poder del abrazo. A veces, la clave para alcanzar un mayor bienestar se encuentra en la simpleza; en pequeños gestos a nuestro alcance que nos permiten causar un gran efecto en nosotros mismos y en los demás. Por ello, vamos a adentrarnos en el poder de los ABRAZOS y en sus múltiples beneficios para el ser humano.
Antes de adentrarnos en la magia que se esconde tras un abrazo, es necesario conocer qué datos nos aporta la ciencia para poder obtener estos efectos. Según las conclusiones obtenidas por los psicólogos Nashma Brou y Paul Zak, deberíamos dar una media de 8 abrazos al día, con una duración de 20 segundos cada uno para poder lograr su efectividad. Esta cifra puede parecer inalcanzable para algunos de nuestros lectores, sobre todo teniendo en cuenta que para determinados sectores de la población, este tipo de contacto no está socialmente aprobado. En sociedades más orientalizadas o, sin irnos tan lejos, en población masculina; realizar estos intercambios afectivos son altamente improbables e incluso punitivos.
A nivel psicológico
A nivel psicológico, los abrazos tienen un impacto directo sobre nuestra autoestima. Reafirmando que tenemos a alguien sobre quien apoyarnos, sintiéndonos queridos y válidos; por lo que también nos ayudan a afianzar nuestros vínculos afectivos. Por otra parte, las personas que intercambian más abrazos tienden a tener una mayor conducta prosocial,. Es decir, a ser más solidarios, caritativos y generosos con aquellos que le rodean.
En cuanto al sistema neuroendocrino, con un abrazo se produce la liberación de múltiples neurotransmisores entre los que se encuentran la oxitocina (relacionada con el bienestar, el amor y el afecto), serotonina y dopamina. Esto nos traslada a un estado de ánimo más alegre y enérgico, así como en un mayor aguante frente al dolor. A su vez, estas biomoléculas disminuyen la producción del cortisol y la adrenalina, reduciendo la sensación general de estrés y ansiedad.
A nivel fisiológico
Por último, a nivel fisiológico. La Universidad de North Carolina descubrió que las parejas que no intercambiaban abrazos de forma frecuente presentaban un ritmo cardíaco más acelerado frente a las que sí lo hacían. Del mismo modo, diversos estudios reflejan que los abrazos fortalecen el sistema inmune; favorecen la oxigenación en el organismo y reducen significativamente la presión arterial. Por lo tanto, podríamos considerar el dar y recibir abrazos como un factor de protección contra el envejecimiento prematuro y la demencia.
Como has podido comprobar, al dar abrazos tenemos mucho que ganar y nada que perder. Así que desde EDS te animamos a que a partir de hoy, comiences a expresar el cariño y el afecto a aquellos que te rodean a través del contacto físico, ¡y pronto empezarás a notar sus beneficios!
Artículo escrito por:
Santiago Romero Rico
Estudiante de Psicología
Universidad Villanueva