Factores que aumentan el riesgo a caer en una adicción, vamos a hacer un pequeño analisis de las adicciones.
A pesar de que a menudo el consumo, especialmente en la cultura occidental esté en ocasiones relacionado con tradiciones o celebraciones, existen riesgos ante este consumo dependiendo de la frecuencia, cantidad y patrón del mismo. En nuestros días, existe evidencia científica que recoge la toxicidad de las drogas, aún así, tanto la oferta como la demanda de la droga continúa siendo elevada. Además, la evidencia más actual apunta a que la aparición de conductas que impliquen adicción surge cada vez a edades más tempranas.
El uso de las drogas afecta no solo a la vida personal del individuo, sino que también tiene una implicación en el ámbito laboral, familiar o social. Teniendo en cuenta esto último, se podría decir que la adicción ha pasado de ser un problema individual a ser un problema que afecta a la sociedad.
Cuando una persona comienza a consumir, puede que en primer lugar perciba los efectos positivos de la sustancia. Además, suele ser común que la persona sienta desde un primer momento que ella misma es capaz de controlar el consumo. No obstante, a medida que pasa el tiempo, es posible que mientras que el consumo sea continuado la persona experimente algunas actividades que solían agradarle como menos placenteras o incluso la necesidad de consumir solo para sentirse una persona más normal.
Éstas junto con la necesidad de ir consumiendo cada vez mayores cantidades de droga o con una mayor frecuencia son algunas de las señales de la adicción.
A continuación, se presentan algunas de las principales consecuencias de carácter perjudicial que pueden darse en personas de cualquier rango de edad:
En jóvenes y adolescentes:
El consumo puede derivar en un abandono de sus estudios al igual que influir en la aparición de un mal comportamiento. Además, debido a que el cerebro aun está en proceso de maduración, en ellos el riesgo de dependencia puede ser mayor.
En la edad adulta:
Se presentan irritabilidad, desmotivación, miedo y fobias, alucinaciones o síntomas menos alarmantes como fallos de memoria, de atención e incluso puede costar pensar con claridad. También es posible que aparezcan conductas sociales indebidas y que el desempeño laboral se vea afectado.
Bebés:
En el caso de que esté expuesto al consumo a través del vientre materno, puede ocurrir que nazca antes de tiempo o en infra peso. Además, existe una probabilidad de que el bebé desarrolle dependencia a algunas de las drogas que ha consumido la madre o aparezca el Síndrome de Abstinencia Neonatal (SAN).
¿Qué puede llevar a una persona a consumir?
- Sentirse mejor: En ocasiones algunas personas consumen drogas para sentirse menos ansiosas o estresadas. Uno de los factores que puede influir tanto en el inicio como en la continuación del consumo es el estrés.
- Por presión social: A menudo en la adolescencia surgen situaciones en las cuales los compañeros “presionan” para animarse a iniciar un consumo.
- Mejor desempeño: En este caso esto ocurre especialmente con estimulantes recetados o la cocaína. Hay personas que sienten cierta presión a la hora de conseguir una mejora en su rendimiento deportivo o en la concentración en tareas cognitivas y por ello deciden llevar a cabo un consumo que los puede llevar a la adicción.
- Sentir euforia: Las drogas pueden producir una sensación de placer, aun así, esto depende de la droga que se consuma. Por ejemplo, en relación con la euforia destacan estimulantes como la cocaína, los cuales, además están relacionados con una sensación de poder o mayor energía. Por otra parte, opioides como la heroína causan sensaciones de relajación.
De manera general, inicialmente la decisión de consumir es voluntaria. Sin embargo, a medida que se prolonga el consumo, la persona va experimentando mayor dificultad para autocontrolarse e incluso numerosos estudios muestran la manera en la cual determinadas zonas cerebrales muestran una modificación, especialmente aquellas implicadas en la toma de decisiones, memoria e incluso comportamiento.
Factores que pueden aumentan el riesgo de adicción:
Científicos estiman que la expresión génica de la persona teniendo en cuenta algunos factores ambientales que influyen en dicha expresión puede contribuir en un 40-60% de probabilidad de riesgo de adicción en la persona. Además, este riesgo también sería mayor en personas que presentan un trastorno mental y si la persona se encuentra en una etapa de desarrollo como puede ser la adolescencia.
- Familia y ambiente en el hogar:
Especialmente desde la infancia, el ambiente en el hogar juega un papel importante. En caso de que los familiares consuman drogas podría aumentar el riesgo de que el niño tenga problemas con las drogas en un futuro.
- Entorno escolar y compañeros:
La influencia de los jóvenes en la adolescencia puede ser elevada. Junto a ello, tener dificultades o problemas en el centro educativo podría aumentar el riesgo de que el joven iniciara un consumo que pudiera conducirle a una adicción.
¿La adicción se cura?
Seguramente te estés preguntando si la adicción se cura. Déjame decirte que sí, la adicción es tratable. De hecho, las últimas investigaciones en el tratamiento de consumo de drogas muestran la manera en la cual se ha ayudado a numerosas personas a dejar de consumir y volver a tener una vida productiva. Además, es importante tener en cuenta que el hecho de que aparezcan recaídas no quiere decir que el tratamiento haya fallado, sino que puede ser parte del proceso.
Por lo general el tratamiento suele combinar la medicación con la terapia psicológica. La terapia es muy eficaz a la hora de ayudar a las personas a modificar el comportamiento y actitud relacionada con el consumo.
Si te encuentras en esta situación o conoces a alguien a tu alrededor que presente problemas con el consumo, desde EDS Psicología podemos ayudarte! https://edspsicologia.com/ somos especialistas y tenemos mucha experiencia en este ambito. Hemos colaborado con muchas asociaciones, hospitales y organizaciones tanto desde la administración pública como desde la parte privada.
Artículo elaborado por:
Fátima Maestu Ortega
Psicóloga
