Psicología en el periodo perinatal

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Psicología en el periodo perinatal. La psicología perinatal pertenece a un nuevo campo de la psicología que abarca el proceso de embarazo. Comprende desde la gestación, embarazo, el parto e incluso los primeros años de vida del niño. Este novedoso campo, pretende ayudar tanto a la madre como al bebé, incluyendo el diagnóstico, detección, intervención y prevención en patologías durante este periodo.

Psicología en el periodo perinatal
Psicología en el periodo perinatal

Según establecen los expertos de la psicología perinatal, el tercer trimestre del embarazo resulta de especial importancia. Corresponde a un periodo en el cual los miedos hacia el parto se intensifican debido a su aproximación. Para ello, conviene que los profesionales se centren en las necesidades psíquicas que pueda experimentar la mujer en esta etapa. Acompañándola en el afrontamiento de dicho momento.

Tal y cómo señaló la Organización Mundial de la Salud (2012), el periodo perinatal está comprendido entre la vigésima segunda semana de gestación y las primeras cuatro semanas de vida neonatal. Dicho periodo incluye algunos otros con los que quizás estamos más familiarizados:

Psicología en el periodo perinatal
Psicología en el periodo perinatal

Sintomatología ansiosa y/o depresiva en el embarazo

A pesar de que la maternidad resulta una experiencia positiva, algunos autores como Romero y Rincón (2010, p.91) señalan la manera en la cual el propio embarazo puede convertirse en un estresor, especialmente si se cuentan con algunos factores como:

  • Dificultades económicas
  • Ausencia de apoyo social
  • Falta de habilidades sociales en la crianza
  • Características propias del bebé

En primer lugar, conviene destacar la manera en la cual antes de la pandemia a causa del virus SARS-CoV-2, ya existía prevalencia de sintomatología ansiosa o depresiva durante el embarazo. No obstante, ambas se han visto incrementadas. A lo largo de la pandemia puesto que han ido surgiendo nuevas preocupaciones especialmente relacionadas con la incertidumbre. Contribuyendo a mayores niveles de estrés y generando una mayor disposición a la presentación de patologías como la depresión posparto.

Algunos de los estudios sobre ansiedad y depresión en el embarazo, señalan la manera en la cual uno de los principales factores que pueden influir en la aparición de la sintomatología es entre otros, la escasez de apoyo por parte de la pareja, favoreciendo un miedo al abandono y a su vez empeorando la inestabilidad emocional. 

¿Cómo puedo saber si está presente una sintomatología ansiosa y/o depresiva en el embarazo?

Algunos de los síntomas más comunes de depresión y ansiedad en el embarazo son los siguientes:

  • Arrepentimiento: En ocasiones esto puede ocurrir al inicio del embarazo, pues la mujer puede sentir que se ha equivocado y no querer estar embarazada.
  • En caso de depresión, pueden aparecer distorsiones cognitivas tales como: “Debería estar feliz por mi embarazo”. “No seré capaz de ser una buena madre”, “No voy a disfrutar del embarazo” o “El embarazo me ha arruinado la vida”.
  • Miedo: La mujer puede temer no ser una buena madre, estar preocupada por su situación laboral tras la maternidad. Pensar que su pareja no la va a volver a querer de la misma manera. Incluso suelen ser típicas las preocupaciones en relación con la salud del bebé.
  • Tristeza: Es común que la mujer piense que el embarazo va a cambiar su vida de ahora en adelante. No obstante, en ocasiones la mujer pierde la capacidad de disfrute y recurre a pensamientos tales como: “Deseo que el embarazo acabe cuanto antes”. “Con lo que me ha costado quedarme embarazada y ahora no lo estoy disfrutando”. “Siento que debería estar contenta por el embarazo, no sé qué me pasa”.
  • Falta de cuidado: Fruto de la sintomatología ansiosa o depresiva. La mujer puede abandonar su cuidado personal y al encontrarse desesperanzada podría incluso faltar a sus citas médicas. Es común que no comuniquen su malestar con su entorno cercano puesto que se sienten culpables. En ocasiones hay mujeres que pueden recurrir al consumo de alcohol o tabaco para calmar su ansiedad
  • Irritabilidad: Existen casos en los cuales la mujer embarazada presenta una sensación de rechazo hacia personas de su círculo más cercano como. Por ejemplo su pareja o incluso hacia el propio hijo. En ocasiones dicho rechazo puede indirectamente venir motivado por miedo al rechazo. Es decir, la mujer siente que su pareja le va a abandonar tras los cambios físicos que sufrirá su cuerpo.
  • Alteraciones
  • En el apetito y sueño: Aunque puede darse la anorexia, es más común que se presente la hiperorexia, acompañada de atracones. Además, especialmente en el segundo y tercer trimestre de embarazo la mujer puede presentar insomnio.

¿Qué pasa si no se trata esta sintomatología? ¿Cuáles son las consecuencias?

Consecuencias para la madre: Suele relacionarse la sintomatología ansiosa y/o depresiva con mayores conductas de riesgo durante el periodo prenatal. Así como puede ser un mayor consumo de tóxicos como el alcohol o drogas, una alimentación más inadecuada y generalmente peores cuidados prenatales. Todo ello debe tenerse en cuenta para evitar complicaciones obstétricas o incluso un parto prematuro.

Consecuencias para el desarrollo del bebé: Especialmente el trastorno depresivo en el embarazo puede contribuir a la probabilidad de sufrir un parto prematuro. Esto conlleva un bajo peso al nacer. Además, también existen investigaciones que apuntan a que hay una mayor posibilidad de que ocurran trastornos de conducta o emocionales en la infancia. Como puede ser la ansiedad o depresión en sí misma.

¿Cómo debe ser la atención a aquellas embarazadas que presentan psicopatología?

Según las autoras Fernández y Olza, existen una serie de principios básicos los cuales van a ser enumerados a continuación:

  1. Deben validarse las experiencias y emociones de la mujer embarazada teniéndose en consideración.
  2. Dejar fuera el estigma a la hora de abordar sus experiencias.
  3. En el caso en el que sea posible, permitir que los profesionales compartan sus propias experiencias relacionadas con la gestación.
  4. Facilitar la creación de grupos y redes de apoyo social.
  5. Mostrar disponibilidad y flexibilidad a la hora de atender a las mujeres.
  6. Tener en cuenta la supervisión de casos entre profesionales.

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Artículo elaborado por:

Fátima Maestu Ortega

Psicóloga

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