La realidad de la terapia psicológica en la Sanidad Pública. En gran parte, la reciente situación de pandemia ha influido a la hora de que salgan a la luz algunos de los problemas que pertenecen a la sanidad pública desde hace años. Entre ellos la escasez de psicólogos en Atención Primaria. Desafortunadamente, acudir a un psicólogo por la vía de la seguridad social puede resultar una tarea difícil.
Actualmente nuestro país cuenta con seis psicólogos clínicos por cada 100.000 personas pertenecientes a la red pública. Esta cifra es tres veces menor que la media europea. De hecho, según el reciente informe de Mental Headway (2023), España y Bulgaria son los dos países con menor número de profesionales de la salud mental de la Unión Europea.
Además, debemos tener en cuenta el aumento de problemas de salud mental con los cuales contamos actualmente. Este aspecto, también puede observarse entre las tasas de suicidio. Pues tal y como reporta el INE en la primera mitad del 2022, 2015 personas se quitaron la vida.
Un caso habitual
La semana pasada conocíamos el caso de un joven de 23 años quién presentaba un alto riesgo de suicidio. Al acudir al servicio de urgencias fue derivado a consulta y tras la derivación y haberle recetado ansiolíticos, se le asignó una cita con un psicólogo/ a para dentro de un año. Lamentablemente, esta situación es común para muchas otras personas que presentan dificultades para pagarse las sesiones de un psicólogo/a privado. Y es que, este testimonio refleja una realidad que está pasando, pues muchas personas que necesitan ayuda de manera urgente se ven desatendidas.
En la Comunidad de Madrid, disponemos de centros de salud mental que pueden incluir listas de espera de hasta 200 días. Suponiendo de esta manera no solo un desperdicio de recursos, sino también una mayor cronificación de la sintomatología. Esto no solo supone impotencia y malestar en la población que queda desatendida, sino que los propios profesionales de la salud mental también presentan frustración al no ofrecer los tratamientos que consideran beneficiosos y tener que gestionarse con la escasez de recursos.
En España, contamos con cifras elevadas en cuanto al consumo de fármacos como ansiolíticos o antidepresivos. Junto a ello conviene resaltar que algunas sociedades científicas, entre ellas, la Organización Mundial de la Salud aseguran que el tratamiento psicológico de mayor elección sería el tratamiento psicológico.
¿Qué supone esto?
En ocasiones, la medicación se convierte en la única solución para algunos pacientes que en realidad necesitan terapia. Tanto es así, que el consumo de tranquilizantes sigue aumentando. Una reciente encuesta publicada por el Ministerio de Sanidad muestra como 1 de cada 15 españoles (entre 15 y 64 años) consume tranquilizantes. Esto representa un 9,7% de la población. Por ende, cabe resaltar que España es el país europeo con mayor consumo de psicofármacos. Una de cada diez personas está consumiendo alguno en este momento.
Además del indudable aumento de gasto sanitario que supondría la exclusividad del tratamiento farmacológico. Algunos de los inconvenientes en relación con la exclusividad de este tratamiento incluyen la cronificación o incluso el agravamiento de los problemas de salud mental a largo plazo.
¿Hay suficientes Psicologos en la sanidad pública?
Tal y como se señalaba al principio, la necesidad de incrementar la cifra de psicólogos clínicos no es tan actual. Esto lleva siendo evidente hace años. Sí disponemos de datos que señalan cómo en consecuencia de la situación de aislamiento o la crisis económica que ha supuesto la pandemia, los casos de ansiedad, depresión, insomnio o trastornos de la conducta alimentaria han aumentado.
Todas estas cifras que han sido presentadas señalan una vez más la importancia e incluso urgencia de la inversión en terapia psicológicas, además de tener en cuenta a un mayor número de profesionales altamente cualificados, especializados y competentes.
Fátima Maestu Ortega