El acoso escolar: prevención desde la comunicación en casa. El acoso escolar, conocido globalmente como “bullying”, es un tipo de persecución física, verbal y/o psicológica mantenida en el tiempo y realizada por uno o varios alumnos contra otro, dentro del contexto escolar. Esta problemática pone a la víctima en una situación complicada en el presente, pero además, implicará consecuencias futuras en su salud, tanto física como mental. Por ello, es importante concienciar tanto a las escuelas como a las familias. Siendo estas últimas un gran medio para la prevención de esta problemática.
Actualmente en España, los inicios de acoso prevalecen en los últimos ciclos de educación primaria, antes de llegar a la adolescencia. En estas edades, los iguales comienzan a ser modelos y referencias, dejando a papá y a mamá en segundo plano. Con el fortalecimiento de lazos y creación de grupos aparece la presión social. Con todo ello, se construye un caldo de cultivo en el que las conductas violentas pueden ser un modo de resolución de conflictos si no se le ha dotado al niño de herramientas adecuadas para lo contrario. Nos centraremos en la familia como lugar para la transmisión de habilidades que permitan al niño resolver problemas del día a día con los iguales de un modo asertivo.
La familia como origen
Como hemos mencionado, a medida que el niño comienza la preadolescencia, a partir de los 9 años aproximadamente, comienza a adquirir una mayor madurez, creando vínculos más fuertes. La amistad pasa a estar en primer plano. Sin embargo, anterior a esta etapa, la familia es el primer espacio en el que el niño se desarrolla, recibe afecto, límites, cuidado y seguridad para que puedan crecer sanos y felices. Y lo más importante para sus futuras relaciones, por medio del ejemplo, aprenden a respetar, relacionarse, comunicarse y convivir con los demás. Habilidades, que, según sean enseñadas, les llevarán a actuar de una forma u otra con las amistades preadolescentes y adolescentes.
Es fundamental reconocer que el tipo de crianza que recibe un niño de su familia influye en su predisposición a adoptar uno de los roles en el acoso escolar. Varios estudios demuestran que un equilibrio adecuado entre establecer límites y mostrar afecto proporciona al niño una mejor capacidad para regular sus emociones y desarrollar habilidades comunicativas. Por lo tanto, la familia juega un papel crucial al proporcionar modelos de vida, habilidades sociales y estrategias para resolver conflictos, los cuales influyen significativamente en las relaciones futuras del niño.
La comunicación como herramienta clave: asertividad
La asertividad es la habilidad de conocer los propios derechos y defenderlos frente a los demás sin resultar sumisos ni agresivos. En el acoso escolar, se adquiere alguno de estos roles, por ello enseñar asertividad a nuestros hijos es un primer paso para evitar el bullying. Por eso el acoso escolar: prevención desde la comunicación en casa.
El acoso comienza de manera sutil, cuando el niño tolera pequeñas burlas y abusos. Aquel que tiene la capacidad de reconocer cuando algo le afecta y, sobre todo, no lo ignora, estará preparado para responder adecuadamente o buscar ayuda frente a comportamientos agresivos. Por otro lado, aquel que necesita expresar sus necesidades no satisfechas y conoce alternativas distintas a la violencia, la ira o conductas negativas hacia los demás, podrá satisfacer esas necesidades de manera diferente si cuenta con las habilidades de comunicación necesarias.
Ofrecemos algunos modos de fomentar la asertividad en los niños desde casa, con el fin de que puedan resolver conflictos de una manera más adaptativa, fomentando las relaciones sociales positivas.
Formas de fomentar la asertividad
- Sé un modelo de comunicación asertiva: los niños absorben y replican nuestros comportamientos y la forma en que nos comunicamos con ellos y con otros. Por lo tanto, es crucial que mantengamos una comunicación asertiva. Esto significa establecer una relación horizontal, donde se promueva el respeto mutuo en lugar de una dinámica autoritaria.
- Cultiva un ambiente de comunicación abierto: es esencial que los niños sepan que pueden expresar sus emociones y problemas libremente en casa. Para lograr esto, necesitamos crear un entorno de confianza y practicar la escucha activa, mostrando interés genuino en lo que nos están comunicando.
- Capacítalos para expresarse con respeto: enseñémosles que todas las opiniones son válidas, pero deben expresarse de manera respetuosa. Si notamos que se están expresando de forma inapropiada, debemos ayudarles a encontrar una forma más adecuada de comunicarse, sin regaños ni críticas.
- Enseña habilidades de resolución de conflictos: negociar con los niños no socava nuestra autoridad, sino que les enseña una habilidad valiosa para la vida. Esto les permite aprender a resolver conflictos de manera asertiva y a comprender la importancia de encontrar soluciones en lugar de buscar culpables.
- Fomenta la capacidad de decir «no»: es fundamental que los niños aprendan a establecer límites y a decir «no» de manera adecuada. Esto les ayuda a desarrollar un criterio propio y a no ceder ante presiones externas que puedan ser perjudiciales para ellos
- Fortalece su autoestima: una buena autoestima es fundamental para que los niños se sientan seguros de sí mismos y puedan expresarse libremente. Ayudémosles a construir una imagen positiva de sí mismos, basada en el autoconocimiento y el amor propio.
- Desarrolla su empatía: fomentar la empatía en los niños les ayuda a comprender cómo sus palabras y acciones afectan a los demás. Esto les lleva a comunicarse de manera más cuidadosa y respetuosa, considerando los sentimientos de los demás.
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Susana Piédrola Sureda
Estudiante de 4º de Psicología de la Universidad Villanueva
Revisado por Iván Martín Villa, psicólogo clínico y CEO de EDS Psicología.
