MENORES ADOPTADOS «INTEGRACIÓN»

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Pongámonos por un momento en la piel de un menor adoptado: él se  encuentra muchas dificultades, normalmente las familias que los acogen son familias de clase alta o media-alta, donde en ocasiones necesita aprender a relacionarse con el nuevo entorno.
 
Posiblemente también tenga que afrontar el aprendizaje de un nuevo idioma, la creación de nuevos vínculos afectivos, sin olvidarnos de la carga genética diferente a la de su nueva familia. Todo ello  hace que su escolarización y la integración social pueda verse afectada.
 
Otra de las dificultades que observo en relación a este tipo de estudios, está relacionada con los parámetros de medición que vamos a utilizar con estos chicos. Normalmente son los utilizados por el país o continente de sus familias destinatarias. 

 
 

 

Pongámonos por un momento en la piel de un menor adoptado: él se  encuentra muchas dificultades, normalmente las familias que los acogen son familias de clase alta o media-alta, donde en ocasiones necesita aprender a relacionarse con el nuevo entorno.

 

Posiblemente también tenga que afrontar el aprendizaje de un nuevo idioma, la creación de nuevos vínculos afectivos, sin olvidarnos de la carga genética diferente a la de su nueva familia. Todo ello  hace que su escolarización y la integración social pueda verse afectada.

 

Pongámonos por un momento en la piel de un menor adoptado: él se  encuentra muchas dificultades, normalmente las familias que los acogen son familias de clase alta o media-alta, donde en ocasiones necesita aprender a relacionarse con el nuevo entorno.

 

Posiblemente también tenga que afrontar el aprendizaje de un nuevo idioma, la creación de nuevos vínculos afectivos, sin olvidarnos de la carga genética diferente a la de su nueva familia. Todo ello  hace que su escolarización y la integración social pueda verse afectada.

 
Otro tema importante que demuestra este estudio es la influencia negativa que tienen las expectativas de los padres adoptivos en relación al rendimiento académico.
 
Aun así, el estudio realizado por Berástegui, A y Rosser, AM con una muestra de 91 menores adoptados, demuestra con datos objetivos que los menores adoptados comparados con la población escolar normalizada en España sufren más dificultades en la integración escolar, entendiendo integración escolar como un compendio entre el rendimiento académico, las relaciones con compañeros y profesores, y su comportamiento.
 
La investigación ha señalado que, en general, los menores adoptados, tanto si son de adopción nacional como internacional, al compararlos con sus iguales en la escuela, tienden a presentar mayores retrasos en su rendimiento escolar y en las habilidades lingüísticas, y a desarrollar problemas de aprendizaje.
 
En aquellos estudios en los que se comparan menores adoptados nacionales e internacionales, los adoptados internacionales suelen presentar peores logros que los adoptados en el propio país.
 
En el estudio de las variables implicadas en la integración escolar, la edad a la que fueron adoptados los menores es la variable que con más consistencia se ha relacionado con un aumento en las dificultades. La principal razón de su influencia  es que los niños adoptados en una edad más avanzada, a menudo han estado expuestos a una variedad de factores negativos antes de la adopción,  por un período de tiempo más largo que los adoptados en la infancia.
 
También son numerosos los trabajos que señalan la institucionalización tras la separación de los menores de su entorno original como un factor de riesgo importante con consecuencias negativas para el desarrollo psicosocial de los niños. El tiempo que pasaron en las instituciones, correlaciona negativamente con las puntuaciones del rendimiento intelectual, los problemas conductuales y sociales, y con el apego inseguro.
 
Por otra parte, los problemas escolares a menudo son vividos por los padres como un termómetro de la adaptación de sus hijos tras la adopción, y afectan a su satisfacción con la adopción y, en consonancia, a la convivencia familiar.
Para profundizar en estos aspectos, realizamos un estudio orientado a analizar la integración escolar de los menores adoptados.
 
DATOS DEL ESTUDIO
 
– Los menores adoptados se integran con normalidad en el nuevo entorno escolar. Sin embargo, aproximadamente una de cada cinco familias adoptivas (20%) está percibiendo dificultades tanto en los resultados escolares de sus hijos como en su actitud en el aula. Estos datos apuntan a que existe una cierta desventaja en el proceso de integración escolar de los adoptados, que deben realizar un esfuerzo adicional para responder a las demandas de una escolarización normalizada.
 
– Conforme aumenta la edad a la que fueron adoptados los menores, se producen más dificultades en su integración escolar. Igualmente, los menores que permanecieron más tiempo en instituciones tienden a presentar más dificultades en la escuela tras su adopción.
 
 
– Existen diferencias en la integración escolar según el lugar de procedencia de los menores. De hecho, los menores procedentes de los Países del Este y los que fueron adoptados en América Latina, presentan más dificultades en su integración que los adoptados en Asia o en España.
Estas diferencias, no guardarían tanta relación con las diferencias idiomáticas.
 
 
– Se comprueba igualmente la relación existente entre la integración escolar de los menores adoptados y la percepción de los padres, de forma que un mayor grado de dificultades se asocia con menos sentimientos de autoeficacia y control en los padres, y menor grado de satisfacción con su adopción.
 
 
RECOMENDACIONES
 
La integración escolar de los menores adoptados, no sólo depende de las carencias con las que llega el menor, sino de la capacidad del entorno para regular y mitigar esos riesgos. Familia y escuela, por tanto, se enfrentan al reto de integrar a los menores adoptados y facilitar su adaptación, proporcionando a estos menores un entorno protector y potenciador de sus competencias y habilidades, especialmente para aquellos que fueron adoptados más mayores, que sufrieron en sus primeros años largos periodos de institucionalización y/o que provienen de determinados países con unos modelos de cuidado más deficitarios.
 
 
Sensibilizar a maestros y educadores ante estos nuevos retos, cuidar la incorporación a la escuela de los menores tras la adopción, promover la coordinación entre familia y escuela en el abordaje de las posibles dificultades, y un mayor respeto al ritmo de los menores en su adaptación a este nuevo entorno, son elementos cruciales para favorecer la integración de los menores adoptados a la escuela.
 
El artículo completo puede encontrarse en Anuario de Psicología: The UB Journal of Psychology
 

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