Problemas de salud mental que se agravan en verano: cómo detectarlos en ti y en los que te rodean

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Problemas de salud mental que se agravan en verano: cómo detectarlos en ti y en los que te rodean

El verano suele estar asociado con vacaciones, descanso, sol y desconexión. Sin embargo, para muchas personas, esta época trae consigo un aumento de problemas de salud mental que pueden pasar desapercibidos bajo la apariencia de “todo está bien”. Cambios en la rutina, exceso de tiempo libre, expectativas sociales o familiares, soledad o incluso el calor extremo pueden influir negativamente en nuestro bienestar emocional.

En este artículo, explicamos los principales trastornos que tienden a empeorar durante las vacaciones de verano, cómo reconocerlos en ti mismo o en personas cercanas, y qué hacer al respecto.


Trastornos que pueden empeorar en verano

1. Depresión estacional de verano (o trastorno afectivo estacional inverso)

Aunque más común en invierno, hay personas que sufren una variante de la depresión estacional que aparece o se intensifica en verano. Sus síntomas incluyen:

  • Insomnio o sueño muy ligero
  • Irritabilidad
  • Ansiedad
  • Pérdida de apetito
  • Sensación de agobio o falta de control

🔍 Ejemplo práctico: Mientras todos parecen disfrutar de la playa, tú te sientes incómodo, sin ganas de salir, y con una angustia constante que no puedes explicar.

2. Trastornos de ansiedad

El cambio de rutinas (fin de curso, vacaciones, hijos en casa, viajes…) puede disparar los niveles de ansiedad. Las personas que ya sufren ansiedad pueden sentir:

  • Palpitaciones, dificultad para respirar
  • Preocupación excesiva
  • Sensación de peligro inminente sin causa concreta
  • Necesidad de controlar cada detalle del entorno

Metáfora útil: Imagina tu mente como una aplicación con muchas ventanas abiertas al mismo tiempo. En verano, esas ventanas se multiplican con nuevas tareas y cambios, y el sistema se colapsa.

3. Aumento del consumo de sustancias

El verano puede traer más fiestas, salidas nocturnas y situaciones sociales donde el consumo de alcohol o drogas se normaliza. Esto puede suponer un problema grave para quienes están en recuperación o tienen tendencia al abuso.

Signo de alerta: Si necesitas una copa para “relajarte” todos los días durante tus vacaciones, puede que estés empezando a desarrollar una dependencia.

4. Trastornos alimentarios

Con la exposición al cuerpo en bañadores o ropa ligera, muchas personas se ven más expuestas a la autoexigencia y a compararse con otros. Esto puede disparar:

  • Dietas extremas
  • Ejercicio obsesivo
  • Atracones seguidos de culpa
  • Evitación de comidas en público

Clave para detectarlo: Si una persona cambia radicalmente su forma de comer en verano o evita planes por su imagen corporal, es importante estar atentos.

5. Soledad y aislamiento

Aunque parezca contradictorio, muchas personas se sienten más solas en verano. La falta de rutinas, el cierre de centros escolares o laborales, o la distancia con amigos o familia puede hacer que alguien se sienta completamente desconectado.

Ejemplo común: Personas mayores, adolescentes o incluso padres separados que no tienen planes vacacionales pueden experimentar una soledad más intensa en verano que en invierno.


Problemas de salud mental que se agravan en verano: cómo detectarlos en ti y en los que te rodean

No siempre es fácil distinguir entre “estar un poco bajo de ánimo” y sufrir un problema de salud mental. Algunas señales de alarma incluyen:

  • Cambios bruscos en el sueño o el apetito
  • Irritabilidad constante o llanto fácil
  • Aislamiento social
  • Fatiga crónica sin causa médica
  • Pensamientos negativos recurrentes

Ejercicio útil: Hazte estas preguntas cada semana:

  • ¿Estoy disfrutando de las cosas como antes?
  • ¿Tengo ganas de levantarme por las mañanas?
  • ¿Me siento cómodo con mis emociones?

Si la mayoría de respuestas son negativas durante varios días seguidos, conviene pedir ayuda.


Cómo detectarlo en los demás

A veces las personas de nuestro entorno no dicen nada, pero su comportamiento cambia. Estate atento a:

  • Personas que cancelan planes constantemente
  • Cambios en la expresión facial o tono de voz
  • Comentarios autocríticos o negativos repetitivos
  • Consumo más frecuente de alcohol u otras sustancias

Consejo práctico: En vez de preguntar “¿estás bien?”, que puede cerrarse con un simple “sí”, prueba con “¿cómo te has sentido últimamente?” o “¿hay algo que te esté costando estos días?”.


¿Qué hacer si te sientes así (o detectas que alguien cercano lo está pasando mal)?

  1. No lo minimices. Sentirse mal en verano también es válido. No todo el mundo se siente “feliz” solo porque hay sol.
  2. Busca ayuda profesional. Cuanto antes se atienda, más fácil será encontrar una solución.
  3. Mantén rutinas básicas. Dormir bien, comer de forma equilibrada y moverse un poco cada día ayuda más de lo que parece.
  4. Habla con alguien de confianza. Compartir lo que sientes es el primer paso para que cambie.
  5. Evita compararte. Cada persona vive el verano a su manera. Las redes sociales muestran solo una parte, no la realidad entera.

Conclusión: el verano también puede ser difícil

La salud mental no se va de vacaciones. Y aunque muchos disfrutan del verano, no todas las personas lo viven igual. Detectar a tiempo los síntomas y pedir ayuda puede marcar la diferencia. Lo más importante es no ignorar lo que sentimos ni lo que observamos en los demás. El bienestar emocional también necesita atención durante el verano.


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