Fueron muy pocas las ocasiones en las que durante mi desarrollo universitario en psicología, me plantee trabajar con personas que actualmente reciben la etiqueta de Discapacitados psíquicos. Yo, al igual que la gran mayoría que no ha tenido contacto con ese mundo, les percibía raros, diferentes.
Fueron muy pocas las ocasiones en las que durante mi desarrollo universitario en psicología, me plantee trabajar con personas que actualmente reciben la etiqueta de Discapacitados psíquicos. Yo, al igual que la gran mayoría que no ha tenido contacto con ese mundo, les percibía raros, diferentes.
Sin llamarme en absoluto la atención, la vida me regaló la oportunidad de trabajar en una fundación rodeada de personas con alguna discapacidad psíquica. Y gracias a esa oportunidad, hoy estoy aquí escribiendo para cuestionar el termino DISCAPACIDAD.
Según la RAE (Real Academia Española), define discapacitado como aquella persona que tiene impedida o entorpecida alguna de las actividades cotidianas consideradas normales, por alteración de sus funciones intelectuales o físicas.
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Según Pablo Pineda (primer europeo con Síndrome de Down que obtiene un título universitario) refiere que una persona discapacitada es aquella con unas limitaciones.
Y al fin y al cabo, ¿Quién vive libre de limitaciones?
Aqui el visionado de una entrevista que se le hizo a Pablo en Tv
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Todos y cada uno de nosotros, nos topamos a diario con limitaciones que nos impiden realizar aquello que deseamos, que anhelamos o demandamos. Por ejemplo, de la misma forma que las personas con un cociente intelectual inferior a la media tienen alguna dificultad a la hora de socializarse con el entorno, les sucede también a personas con un cociente intelectual superior a la media.
Cómo Pablo Pineda, un claro ejemplo de «normalidad y auto superación», sería aconsejable que trabajaramos en el desarrollo de nuestras fortalezas así como en la dismicucion de las debilidades. Ya sean internas o externas, impuestas o autocreadas, grandes o pequeñas. Desde el equipo de EDS pensamos que es necesario el entrenamiento en mejorar las múltiples habilidades que nos permiten desarrollarnos día a día, dentro de nuestras aptitudes.
Cada persona tiene unas necesidades determinadas para desarrollar y potenciar sus capacidades, pero nacer con un cromosoma de más, como es el caso de una persona con Síndrome de Down, no es razón suficiente para etiquetar de por vida a un ser humano como DISCAPACITADO.
Pablo Pineda ha demostrado como se puede ser totalmente autónomo si se le estimula desde pequeño, ofreciéndole las mismas oportunidades que al resto, confiando en él y brindándole todo el apoyo y amor que se pueda. Si una persona nace con mayores limitaciones que otros, ¿Cuál es el motivo por el que se le encasilla y se le trata de manera distinta, si en definitiva, todos somos diferentes?
Pablo pineda, habla de autonomía, y él mejor que nadie conoce por experiencia lo necesario para el crecimiento tanto físico como intelectual de alguien que nace con unas características especiales. Y yo, después de lo vivido en mi corta experiencia como psicóloga, estoy totalmente de acuerdo con él. Son varios los casos en los que con todo el amor del mundo y sin intención de perjudicar, de los familiares, amigos, educadores, allegados o conocidos, hacen de la vida de una persona, una vida llena de miedos, de prejuicios y perjuicios, dandose situaciones de infra estimulación o sobre estimulación.
Todos sabemos que cualquier niño es una esponja de aprendizaje, y como padres y profesionales de la enseñanza, tenemos que aprender a resolver nuestros prejuicios e inquietudes en relacion a los limites de las personas o hijos que atendemos. En ocasiones son nuestros miedos, nuestras creencias limitantes, nuestras preocupaciones u obsesiones las que determinan las limitaciones de nuestros hijos.
Un niño que posea a nivel mental o físico unas características mejores o peores, no es motivo para limitar otras aptitudes y aspiraciones. En cambio, sí es de suma importancia, siempre dentro de sus posibilidades y no de las de los familiares o cuidadores, confiar en él, darle la mayor autonomía posible, estimularle y potenciarle en aquello que le guste y se le dé bien y capacitarle para tener una funcionalidad y calidad de vida satisfactoria, y así el día que sea necesario se pueda valer por sí mismo, confiando en sus capacidades independientemente de sus características.
Y para finalizar, como dice un proverbio chino que resume todo lo expuesto, “Dímelo y se me olvidara. Muéstrame y me acordare. Involúcrame y entenderé”.
